I Vespri Siciliani de Giuseppe Verdi toma ese viejo estereotipo y lo mejora: al final de ésta, ¡casi todos han muerto en la ópera! A mediados de la década de 1850, Verdi se encontraba en una racha creativa que pocos compositores habían igualado. Acababa de terminar tres óperas que todavía se encuentran entre las más populares jamás escritas: Rigoletto, Il Trovatore y La Traviata. Era uno de los músicos más famosos de Europa y estaba muy lejos de terminar.