La Sonata para violín núm. 1 fue compuesta en 1720 como parte de las 6 Sonatas y Partitas para violín. Aunque la firma clave del manuscrito sugiere re menor, tal era una convención de notación en el período barroco y, por lo tanto, no implica necesariamente que la pieza esté en modo dórico. El segundo movimiento, la fuga, sería posteriormente reelaborado para órgano (en el Preludio y Fuga, BWV 539) y el laúd (Fuga, BWV 1000), siendo este último dos compases más largo que la versión para violín.