El Op 42 Notturno para viola y piano es un arreglo de la Serenade 1796-97 en D, Op. 8, que fue anotado para violín, viola y cello. Pero no fue el compositor quien lo redujo a piano y viola aquí. Kleinheinz hizo el acuerdo y lo presentó a Beethoven, quien lo corrigió y lo aprobó para su publicación en 1804. En el mismo año Kleinheinz también modó un arreglo de la Op de Beethoven. 25 Serenata para la flauta (o violín) y el piano, con el compositor una vez más haciendo las correcciones que consideró necesarias para la publicación, En ese momento asignó el opus número 41. Hubo otros casos en los que Beethoven permitió que otra mano transcribiera su música: la Op. El Quinteto de cuerda 104 (1817) era un arreglo (ahora atribuido a Kaufmann) de la Op. 1 Trío, Nº 3, y la Op 64 Sonata para Cello y Piano fue un acuerdo de una parte desconocida de la Op. 3 String Trío. Y hay más tales instancias. La primera es una marcha bastante simple de algún atractivo, mientras que la segunda, un Adagio, es mucho más larga y ofrece mayores recompensas. El minuto siguiente es atractivo, pero resulta ser un interludio entre los dos Adagios (más sustanciales). El segundo Adagio alterna eficazmente con un contraste Allegro molto Scherzo . Una represa de la marcha inaugural concluye el trabajo; en general, es una composición deliciosa pero aún menor en la vasta producción de Beethoven. ne de las cuestiones clave que rodean este trabajo, así como la mayoría de los arreglos de Beethoven, es su validez en el nuevo disfraz instrumental. Por su propia naturaleza, este tipo de composición se vuelve problemático, debido a lo insostenible, tonos más duros del teclado renderizando grandes porciones de la música claramente más adaptadas a las semanas y sosteniendo los sonidos de las cuerdas. Así, los Adagios en el trabajo, por ejemplo, son menos efectivos que en la composición de los padres. Al final, mientras que esta pieza tiene valor y ofrecerá disfrute al oyente, no se puede considerar la versión preferida de esta partitura atractiva.
