Las Gnossiennes son varias composiciones para piano escritas por Erik Satie a finales del siglo XIX. La acuñación de la palabra gnossienne por parte de Satie fue una de las raras ocasiones en que un compositor utilizó un nuevo término para indicar un nuevo "tipo" de composición. Satie utilizó muchos nombres novedosos para sus composiciones: 'Ogiva', por ejemplo, había sido el nombre de un elemento arquitectónico hasta que Satie lo utilizó como nombre de una composición, las Ojivas. 'Gnossienne', sin embargo, era una palabra que no existía antes de que Satie la usara como título para una composición. La palabra parece derivar de 'gnosis': Satie estaba involucrado en sectas y movimientos gnósticos en el momento en que comenzó a componer las Gnossiennes. Sin embargo, algunas versiones publicadas afirman que la palabra deriva del cretense "knossos" o "gnossus"; esta interpretación apoya la teoría que vincula a los Gnossiennes con el mito de Teseo, Ariadna y el Minotauro. Varios sitios arqueológicos relacionados con ese tema fueron excavados en la época en que Satie compuso las piezas. Al igual que las Sarabandes y las Gymnopedies, las Gnossiennes a veces se consideran danzas, aunque no es seguro que este título provenga del propio Satie. El vocabulario musical de las Gnossiennes es una continuación del de las Gymnopédies, y que posteriormente condujo a una experimentación más armónica en composiciones como las Danses Gothiques. Todas estas series de composiciones están en el centro del estilo característico de Satie del siglo XIX y, en este sentido, difieren de sus primeras composiciones de salón, sus composiciones de cabaret de principios de siglo y sus composiciones para piano solo posteriores a la Schola Cantorum, comenzando con los frascos Préludes en 1912.
